La Madre Fundadora

 

JEANNE CHEZARD DE MATEL (1596 – 1670) FUNDADORA DE LA CONGREGACIÓN DE RELIGIOSAS DEL VERBO ENCARNADO

  • Verbo Encarnado, Colegio, Rosario, Santa Fe

Ella nos lo cuenta:

-  Nací en Roanne, Francia, el 6 de Noviembre de 1596 (Siglo XVI), mi familia había tenido un rango distinguido en la nobleza

-  Mi padre, Jean Chezard, hombre de honor y valor, vivía en la corte del rey Luis XIII

-  Mi madre, Jeanne, mujer admirable, virtuosa, que milagrosamente pudo concebirme, después de haber perdido ya cuatro hijos

-  Mi madrina de bautizo, fue una niñita pobre, de seis años, llamada Jeanne, que tocó a la puerta del castillo, para pedir limosna. Venía acompañada de un niñito de 8 años, de nombre Jean, que también fue mi padrino.

-  Fui bautizada en la Parroquia de San Esteban de Roanne, el día que nací.

-  Mi nombre “JEANNE”, significa: Gracia, Don, Regalo

-  Desde pequeña, Dios me concedió ser dulce, alegre, buena y paciente.

-  Aun siendo niña, comprendí que Jesús murió porque me amaba

-  Por amor a ÉL renuncie a comer golosinas. Principalmente en el tiempo de Cuaresma, en el que me preparaba, para celebrar la Muerte y Resurrección de Jesús.

-  Desde que tenía 10 años, quería seguir a Jesús, que es el Cordero de Dios.

-  Aprendí a querer mucho a María, la Madre de Jesús y a confiarle todos mis problemas, rezándole todos los días con devoción.

-  Desde muy pequeña deseaba recibir a Jesús, y fue hasta los 12 años, que me permitieron hacer mi primera comunión. Cuando cumplí 14 años me concedieron recibirlo con más frecuencia.

-  Como todas las jóvenes de mi edad, asistí a las fiestas que me invitaban, eso distraía en mí, el deseo de ser sólo de Dios.

-  Estos fueron momentos muy difíciles para mí. Yo me encontraba, en el castillo de mi tía, a quien visité por deseos de mi madre. Allí conocí muchachos guapos, simpáticos, que decían que mi conversación, era interesante.

-  Cuando regresaba a mi habitación, pensaba en Jesús y me daba pena haberlo dejado solo, mientras yo me divertía.

-  Cuando tenía 18 años (1615), regresé al castillo de mis padres, donde nuevamente conversé con Jesús y sentí mucha alegría.

-  La Biblia era el lenguaje secreto entre Dios y yo, en donde descubrí, lo que ÉL quería. Era mi lectura preferida, en ella encontraba: la luz de mis proyectos, la alegría de mis anhelos y la fuerza para vivir.

-  Todos los días, dedicaba un tiempo para conversar con Jesús, a quien yo amaba especialmente, y reflexionaba en el misterio de Jesús Crucificado.

-  Conocí en mi juventud a Vicente de Paul, Francisco de Sales, Juana de Chantal, grandes amigos de Dios.

-  Mi amistad con Jesús, crecía cada día y al estar con ÉL, comprendía todos los misterios de su vida.

-  En 1619 recibí un regalo de Dios, que me hizo sentir, desde ese momento un orden dentro de mí, con el que mi inteligencia obedecía a mi voluntad, la cual estaba al servicio de Dios. Distinguí entonces con mucha claridad, mi vida física y mi vida espiritual

-  Escuché a Jesús que me decía: “puedes ocuparte de tu trabajo, mientras Yo te doy a conocer mi vida divina”

-  Comprendí que las familias y las congregaciones religiosas vivían como Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, en la unidad y en el amor.

-  Tuve la suerte de tener amigos sacerdotes, que además de confesarme, me ayudaban en mi vida espiritual. Uno de ellos fue el padre Jaquinot, superior de los Jesuitas. Me aconsejó, que fuera fiel a Jesús y que comulgara todos los días.

-  Cuando cumplí 23 años, me sentí llamada por Dios, a fundar una familia religiosa, para la gloria de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

-  Al cumplir 29 años (1625), escuché la voz de Dios, que me llamaba a fundar una Congregación de Religiosas.

-  El 15 de enero de 1625, estando en misa, Jesús me dijo que quería que sus religiosas se pusieran un manto rojo, igual que el que ÉL usó antes de su muerte. Acompañándolo en los desprecios y ultrajes que los soldados le dieron antes de morir. También me dijo que quería que sus religiosas llevaran una túnica blanca, signo de inocencia, así como el manto rojo sería signo de caridad.

-  Un día al salir de la Iglesia, encontré a una joven piadosa, llamada Catalina Fleurin, que amablemente me saludó y me dijo: “Jeanne, obedece lo más pronto posible a lo que te pidió Jesús”, yo quedé sorprendida, pues a nadie le había dicho lo que Jesús me pedía, Después de conversar con esta joven, sentí más seguridad de obedecer a Jesús, me puse a conversar con ÉL y le prometí que dejaría pronto la casa de mi padre, para obedecerle y fundar la Congregación que me pedía. Tan pronto como el padre Jaquinot me diera permiso.

-  Fui a buscar al padre Jaquinot, quien me dijo que, si no sería mejor, renovar una Congregación de las que había, en lugar de empezar otra, porque así pensaban las autoridades de la Iglesia en ese momento, yo esperé tranquila mientras él dudaba. Después de reflexionar, me dijo: “Hija mía, comienza la Congregación, cuando puedas”

-  Regresé a casa a conversar con Jesús, vi el símbolo de una corona de espinas con tres clavos, con las palabras AMOR MEUS y comprendí que las religiosas, lo llevarían como escudo sobre su pecho. Escuché la voz de Jesús que decía: “Muchas jóvenes serán atraídas por la dulzura de mi nombre”

-  En 1624 escribí las primeras constituciones, o sea el reglamento de mis religiosas, donde uno de los objetivos era: “Pedir por la paz de la Iglesia”. En ese mismo año mi país atravesaba por problemas políticos y económicos, a pesar de esto, yo tenía grandes ideales para mis religiosas.

-  Por este tiempo, yo le pedí a Jesús, por mi querida Francia, para que ÉL la librara de la desunión de los gobernantes, las herejías y las hechicerías, porque veían que eran grandes males que nos perjudicaban.

-  El 2 de Julio de 1625, salí de la casa de mis padres, acompañada de dos jóvenes, para fundar ahí en Roanne, la primera comunidad de religiosas. En obediencia a Jesús di el paso decisivo.

-  Nuevamente fui a mi confesor y él me dijo: “Ve a Lyón a pedirle permiso a Monseñor Miron.

-  Los primeros meses de la fundación, fueron muy difíciles, por lo que sufrí mucho. A los tres meses, sentí nuevamente la luz de Jesús, su calor y su cariño. Tuve otra gran alegría, pues Monseñor Miron me dio permiso de continuar con la Congregación.

-  En 1627, mi pequeña comunidad y yo, nos trasladamos a Lyón para vivir allá. Tuve la facilidad de comprar una casa, sobre la montaña de Gourguillón, para mis religiosas.

-  Recibí la mala noticia, que Monseñor Miron había muerto, en agosto de 1628, y con su muerte el permiso de fundación quedó pendiente. Me dirigí entonces a Paris, porque el padre Jaquinot me llamó.

-  En el viaje me detuve, en la población de Orleans, donde fui muy bien recibida, por algunas personas que habían oído hablar de mí. Tuve la oportunidad de conversar con ellos y aconsejarlos.

-  Por fin llegué a Paris, el 29 de Noviembre de 1628, di gracias a Jesús por hacerme llegar con bien, le pedí su fuerza y gracia para sobrellevar los sufrimientos que se me presentarían.

-  Visité a mi papá, ya no estaba tan enojado conmigo, por haber abandonado su casa, sin embargo, no me atreví a pedirle ayuda.

-  Tuve la suerte de encontrar como bienhechora a la Sra. Rocheguyon, que alquiló una casa para mí.

-  La Srta. Sainte-Beuve que protegía a las madres Ursulinas, vio con desagrado la fundación de mi Congregación, porque pensó que estorbaríamos a sus proyectos.

-  Algunos padres Jesuitas, le escribieron a su superior para pedirle que no me ayudaran y él estuvo de acuerdo, en que ningún sacerdote de Paris lo hiciera, pues me consideraban extranjera. Me dirigí a decirle a Jesús mi pena, sentí un gran dolor las lágrimas salían de mis ojos, Jesús me contestó: “Que no tuviera miedo, porque ÉL había iniciado el proyecto de fundación y ÉL lo terminaría”. Rápidamente me consoló Jesús, cuando el superior de los Jesuitas, mejor informado me apoyó nuevamente.

-  Un día, estaba en oración y le pregunté a Jesús ¿Cuál sería el nombre de la Congregación? Y Jesús me contestó: “Que ÉL me cumplía todas sus promesas, y que el nombre que pedía, era VERBO ENCARNADO, pues ese nombre contiene todo lo que ÉL es.

-  Me dirigí entonces a Roma, para hacer los primeros trámites del establecimiento de la Congregación, donde obtuve el permiso en 1634, regresé a Lyón para estar con las hermanas.

-  Al morir monseñor Miron, quedó de obispo monseñor Richelieu, quien no confiaba en mí, y por lo tanto el permiso que traía de Roma, de establecer la Congregación en Lyón no se realizó en ese momento, aunque la comunidad permaneció ahí.

-  Monseñor Alfonso Luis de Richelieu, permaneció en el obispado desde 1628 a 1653, todos estos años fueron de pruebas para mí. Yo le pedía a Jesús en mi oración, que me diera humildad y paciencia para obedecer, sin embargo, no podía menos que llamarle “inflexible” a Monseñor Richelieu, cuando escribía en mis cartas.

-  El 15 de Diciembre de 1639 se realizó la fundación de la Comunidad de Avignon y regresé a Lyón el 23 de abril de 1640, donde escribí el 2º Tratado de las Bienaventuranzas.

-  El primero de Diciembre de 1641, se presentó en el convento Monseñor Richelieu, para pedirme que le entregara mi diario espiritual y todos mis escritos y me dijo: “me llevo sus libros, pero no el espíritu que se los inspiró, le ordeno que vuelva a escribirlos”.

-  Yo obedecí a Monseñor Richelieu y comencé mi tarea en el tiempo de Adviento del año 1641 y fue Jesús el que me ayudó intensamente a terminarlos, en tres meses, con esmero y precisión.

-  Sin embargo Monseñor Richelieu, permaneció inflexible, en no darme permiso para la fundación de Lyón.

-  El padre Gibalin, mi director espiritual, tenía por amigo a un sacerdote Cericy y los dos hablaban de mí, cuando el padre Cericy vino a Lyón, tuvimos la oportunidad de conocernos y desde entonces nos comunicábamos por carta.

-  El padre Cericy me ayudó eficazmente, en el establecimiento de otra comunidad en Paris.

-  Mientras el padre Cericy me ayudaba en la fundación de Paris, Monseñor Scarron, me ayudó bondadosamente para el próximo establecimiento de una comunidad en Grenoble.

-  Entonces viajé a Avignon, para buscar a las primeras religiosas que formarían la primera comunidad de Grenoble.

-  Salí de Avignon y me dirigí a Grenoble, donde quedó establecida oficialmente la comunidad el 3 de Junio de 1643

-  Salí de Grenoble, el 7 de agosto, para dirigirme a Paris a la fundación de una comunidad semejante, quedando establecida el 1º de Enero de 1644

-  Mi deseo de consagrarme definitivamente a Jesús, por los votos de Castidad, Pobreza y Obediencia, me hacía preguntarme, si debía seguir otras comunidades o encerrarme para cumplir mis votos en una de las ya fundadas.

-  Yo quería ponerme el hábito de religiosa y consagrarme oficialmente a Jesús, pero en aquél tiempo se acostumbraba, que una vez puesto el hábito, ya no podría salir a formar nuevas comunidades.

-  Como siempre, converse con Jesús en la Oración, y ÉL me dijo: “No tomes el hábito en este momento, ya te diré cuando lo tomes, espera mis órdenes y no temas lo que dicen los demás”.

-  Tenía tanto trabajo que no podía continuar mi diario espiritual, solo pequeños trozos escribía.

-  La gente hablaba mal de mí, por mi gran confianza en Jesús, decían que era atrevida, ya que, en aquel tiempo, el jansenismo reprobaba esta familiaridad. Fui llamada visionaria, extática, exaltada y vanidosa.

-  Yo, con sencillez reconocía que lo que Dios me comunicaba, era una prueba de su bondad infinita. Yo me sentía pequeña y pobre, toda mi alabanza era para Jesús, mientras la gente se burlaba de mí y me criticaba.

-  Mi principal enemigo fue Monseñor Coadjutor Cardenal Retz. Conversando entonces con Jesús, le pedí por ÉL. Desde estos momentos sentí que el camino era duro y que empezaba a subir el calvario.

-  Mis religiosas me pedían que fundara con rapidez, más comunidades y esto fue motivo de queja contra mí.

-  En 1643 sentí gran tristeza por parte de mis amigos, que me decepcionaron, y por ver a mi Francia querida, en desorden por la guerra civil. Tuve entonces una pena muy grande, murió la hermana Isabel Grasseteau, grande religiosa por sus virtudes.

-  La hermana cocinera de esta comunidad de Paris, se enfermó y yo decidí ocupar su oficio. Después de ocupar durante dos años este oficio, quise dejarlo para dedicarme más a la oración. Pero el Arcángel San Miguel, me dijo el día de su fiesta: “puedes ocuparte de las dos cosas”.

-  Las críticas continuaban y Jesús me consolaba; me decía: “que a pesar de que todo estaba contra mí, ÉL manifestaba su poder en mi debilidad y me permitía acompañarlo, en el misterio de su pasión”.

-  El 21 de marzo de 1653, murió el Cardenal Alfonso Richilieu, Arzobispo de Lyón. Yo tenía la certeza de que el Arzobispo Alfonso de Richilieu, se arrepintió antes de morir, de su dureza para conmigo y así me lo confirmó el P. Gibalín, diciéndome que el Cardenal había dejado de ser “el inflexible”,

-  El nuevo Arzobispo de Lyón es Monseñor Camilo de Neuville, quien me apoyó para la fundación oficial de la comunidad de Lyón. Y el 30 de Diciembre de 1655, se firmó el contrato del monasterio de Lyón.

-  Cuando murió el Cardenal, tuve dudas de seguir escribiendo mi biografía aunque mis confesores me aconsejaron que debía terminarla y terminé de escribirla el 24 de Junio de 1660.

-  Por falta de dinero, no pudo ser una realidad la fundación de Lyón, que se realizó 6 años más tarde, en el año 1661.

-  En el año 1653, tuve la pena de que murió la Superiora de Paris y vino a reemplazarla una religiosa de Grenoble. Ella era inteligente, activa, pero se inclinaba a las innovaciones y a la intriga, mostrándose autoritaria y exigente. Gastaba el dinero sin utilidad, dominaba al Padre De la Pardiere, que era el depositario de nuestro dinero. El dinero se terminó y me privaron de mi secretaria, la hermana Graiver a quien llevaron a Paris.

-  Salí de Lyón el 3 de Mayo de 1663, rumbo a Paris y llegué el 22, encontré problemas económicos y se me pidió que renunciara al derecho de tener autoridad ante mis hermanas. Me vi aislada y puesta en cuarentena, se les prohibió a las religiosas que se acercaran a mí, todo era intriga y sospecha, se me acusó de que era anciana. Fue para mí el camino duro, sin confesor, mi único consuelo era la comunión diaria, se me tachaba de loca. Dentro de mí había una paz inalterable en medio de todas las injurias y ultrajes.

-  Una de mis últimas alegrías, fue cuando el P. Luis de Vendome delegado pontificio, me autorizó hacer mi profesión sin tener la obligación del noviciado preparatorio.

-  Recibí el hábito y profesé mis votos de Castidad, Pobreza y Obediencia, el 10 de Septiembre de 1670.

-  Al cumplir 73 años, el 11 de Septiembre de 1670 después de haber recibido el velo, emprendí mmi vuelo hacia el cielo.

-  Donde ya nada, ni nadie interrumpiría mi amor eterno al VERBO ENCARNADO, mi divino esposo.

·  REDACCIÓN:

Luz de Lourdes Berrios, C.V.I.

Marcela Fraga Bretón, C.V.I.

COLABORACIÓN:

Teresa Margarita Jiménez Hermosillo, C.V.I.

Verónica Saucedo de la Llata

María Teresa Reyes Gutiérrez

COORDINACIÓN:

María Esperanza Ocejo Losa, C.V.I.

BIBLIOGRAFÍA:

Juan Manuel Lozano, C.M.F., Jeanne Chezard de Matel y las Religiosas del Verbo Encarnado.

Canónigo L. Cristiani, Una Gran Mística Lyonesa, Jeanne de Matel


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